lunes, 11 de enero de 2010

Un trato desconsiderado

Otra vergüenza más.
¿Cuáles son las prioridades de un Consell que es capaz de cambiar una ley en un día para que las máquinas sigan destruyendo El Cabañal y de una alcaldesa que durante 20 años no ha sido capaz de dar una solución de rehabilitación digna para el barrio?

¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que los enfermos, en este caso sería mejor decir pacientes, tengan un trato digno en todos los centros sanitarios valencianos?

Reproduzco la editorial de hoy del Levante. que explica esta situación.

El desconsiderado trato que reciben a diario los enfermos del hospital de día Doctor Peset Aleixandre que han de someterse a radioterapia carece de justificación.

Una sala de espera saturada, sin ventanas —tapiadas desde 2008, como ya denunció en si día Levante-EMV—, con sillones de plástico, en la que los pacientes hacinados deben pasar hasta siete horas para someterse a este tipo de tratamientos no es la acogida que debe dispensarse a un contribuyente cuando requiere los servicios de la sanidad que ha estado financiando durante su vida laboral.


Y menos si ese contribuyente está física y emocionalmente abatido y ha de someterse a una cura tan dolorosa y desagradable como esa.


Una administración que presume de liderar proyectos quirúrgicos pioneros en el mundo —como el trasplante de cara—, líneas de investigación de vanguardia en biomedicina y erigir hospitales que pretenden ser ejemplo de futuro —la nueva Fe de Valencia—, a pesar de destinar a la sanidad una de las cantidades «pér cápita» más bajas de España, no debería tolerar que algunos pacientes, que son precisamente la razón de ser de toda la macroestructura sanitaria, puedan verse heridos en su dignidad al haber de soportar tamaños desafueros.

Las carencias del hospital de día Doctor Peset, además, no son la excepción. Están a la orden del día, sobre todo, en las policlínicas públicas más antiguas. Aquellas cuyas partidas económicas destinadas a su mantenimiento no han parado de mermar.

Fuente:
Levante-emv 11/01/2010. Editorial

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