Alboraia necesita que las administraciones que programan infraestructuras,
que ocupan nuestro territorio, tomen en consideración nuestras necesidades de
comunicación. Estas ocupaciones, a veces sin ningún tipo de compensación, deben,
al menos, no impedir nuestra movilidad
interna.
En realidad Alboraia es como “tres pueblos en uno” ya que está formada por
tres núcleos urbanos principales y una huerta muy habitada y, para mayor
complicación, numerosas infraestructuras viarias y ferroviarias, que dan
servicio a la capital, nos aíslan de los núcleos de playa y fragmentan la
huerta, a pesar de estar protegida.
Como alcalde, he de reivindicar ante la Generalitat y el Gobierno un trato
más adecuado a nuestras necesidades. Entre estas está la comunicación con los núcleos de playa y los accesos a las infraestructuras que nos atraviesan, como a la V-21
(y/o Acceso Norte) desde el polígono industrial del Mar, o la posibilidad de recuperar el antiguo apeadero del
Machistre, frente a Port Saplaya que nos daría acceso a los trenes de cercanías de RENFE. Ahora es
el momento oportuno para reclamar su
construcción aprovechando las obras del tercer carril ferroviario. Esta
estación daría un gran servicio a una zona muy aislada debido a la autopista,
tan sólo con colocar una pasarela peatonal para poder atravesarla.
Además necesitamos que las obras previstas del AVE y las infraestructuras
viarias nos dejen un pasos subterráneos
de gálibo y ancho adecuado para poder comunicar los núcleos de playa con el
casco tradicional y la huerta con vías de calidad que puedan incluir zonas de
borde con la huerta peatonales y carril bici.
Lo ideal para Alboraia sería que los carriles de autopista de la V-21 y el
Acceso Norte pasaran en un futuro cercano a ser considerados vías urbanas desde que entran en
nuestro término municipal ya que discurren pegados a Port Saplaya y a la playa
de la Patacona. Ello
favorecería la eliminación en parte del efecto barrera que hoy producen, además
de reducir los efectos negativos actuales como la contaminación acústica y
ambiental y la incidencia negativa en el paisaje de huerta protegida de primer
nivel.
En resumen, Alboraia no puede sufrir las infraestructuras que dan servicio
a otros municipios sin que esos grandes proyectos tengan en cuenta nuestras
necesidades de comunicación. Por otra parte deberíamos evitar que la barrera ya
existente siga creciendo a costa de la huerta protegida y acabe engulléndola.
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