jueves, 4 de febrero de 2010

Atentado Cultural - La SGAE ataca de nuevo

Se pretende obligar a las bibliotecas públicas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para 'resarcir' a los autores.
Mientras la gente de a pie apenas llega a fin de mes, los ya millonarios se forran a cuenta nuestra. No consientas tamaño atentado contra la cultura y pasa este mensaje a todos tus amigos.

POR EL PLACER DE LA LECTURA:


La SGAE (Sociedad General de Autores) ataca de nuevo.

Escrito y firmado por José Luis Sampedro, escritor.

POR LA LECTURA

Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante.
Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos.

Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.

Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.

Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería.. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.

Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada.

Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras onsideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo.

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:
a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura?

Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos? Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil.

Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro

4 comentarios:

Manu dijo...

Me parece alucinante.

¿Cuál será el siguiente paso? ¿Cobrarnos a los particulares? Porque lo declaro aquí mismo, yo presto libros a mis familiares y amigos, así como ellos me prestan a mí.

Resulta que cuando un libro me ha gustado especialmente lo comento en mi círculo cercano y "muevo" ese libro, en lugar de dejarlo en una estantería cogiendo polvo.

Parece ser que en tal caso, y en última instancia, no es que yo esté ejerciendo de promotor (en pequeñito, en mi entorno) de la cultura, si no que estoy defraudando los derechos económicos de los autores.

La verdad es que no sé a dónde vamos a llegar en este afán recaudatorio relacionado con la cultura.

A veces me asusta el futuro.

Anónimo dijo...

Manu,

los de las SGAE tienen que justificar e incrementar sus ingresos para poder seguir viviendo del cuento.

Yo no creo que sean unos ladrones, únicamente creo que como la vida se encarece cada día más, estos listillos y espavilados personajes, han de poder pagar el incremento del costo de la vida y han de poder salvar su culo en esta crisis...

Si es que todo está muy claro... "Manos arriba...!!!"

Salu2.

Anónimo.

Manu dijo...

Rectifico mi anterior entrada.

Tras mi último comentario, y ante la inquietud que me ha provocado esta noticia, he estado informándome por internet y he llegado a unas cuantas conclusiones.

1. Antes que ciudadanos, somos consumidores de cultura.

2. Es casi milagroso que la cultura haya sobrevivido hasta el siglo XXI sin que una entidad omnisciente vele por ella.

3. Antes que ciudadanos, somos consumidores de cultura.

4. Los autores de todo tipo son seres infantiles incapaces de vivir en sociedad, y particularmente de gestionar sus patrimonios. Esta realidad hace que, de no existir un tutelaje por parte de sociedades de gestión de sus derechos, los autores morirán de hambre, incapaces siquiera de comprar una barra de pan por su completo desconocimiento de cómo funciona la sociedad de consumo.

5. Antes que ciudadanos, somos consumidores de cultura.

6. La lectura de libros, visionado de películas o audición de música, en la medida en que forma la mente de las personas y por tanto modela su personalidad, implica el aprovechamiento ilegítimo de la cultura. Es necesario que las personas paguen por ese modelado de sus personalidades sin el cual no podríamos vivir en sociedad.

7. Antes que ciudadanos, somos consumidores de cultura.

De los puntos que he detallado, se puede inferir claramente que NECESITAMOS a las sociedades de gestión de derechos para que exista la Sociedad misma.

Por lo tanto, propongo: creemos un Impuesto de Consumo de Bienes Culturales y un Registro de Consumidores de Bienes Culturales. Todas las personas, al nacer, tendrán que ser registradas en el Registro Civil y en el R.C.B.C. y a partir de ese momento pagarán un canon mensual.

Las personas con discapacidades sensoriales pagarán un porcentaje mayor, en tanto que precisan de adaptación de las obras a su minusvalía, y dicha adaptación implica creatividad (sobre todo los audiolibros para sordos, en los que un lector interpreta con su voz, aunque se permitirá que el lector-locutor no pague derechos ya que firmará un acuerdo de no aprovechamiento mental de lo que lea en su trabajo).

Aún he de concretar mejor esta propuesta, pero en cuanto esté lista redactaré un manifiesto para que todos los amantes de la cultura puedan firmarlo y presentar una proposición legal al Parlamento Español.

Un posible lema será: "La cultura se muere como no pagues, ¡Regístrate!.

Acepto sugerencias que me permitan concretar mi propuesta.

Un consumidor cultural.

Manu dijo...

Corrijo mi última entrada.

Estaba tan emocionado por mi idea que se me ha escapado un gazapo. Donde dije "sordos" quise decir "ciegos".

Esta evidente falta de cultura por mi parte, ¿supondrá una reducción en la cuota imponible de mi impuesto?

Queda tanto trabajo por perfilar...