Alboraia es un pueblo agrícola en
su tradición, que deriva su tejido productivo hacia los servicios, sobre todo
por la influencia de la capital, y con un litoral amplio que ha padecido con
intensidad la denostada “burbuja”.
Una gestión más prudente nos
habría permitido capear la crisis sin demasiadas dificultades añadidas, pero
los errores que hoy lastran nuestra Comunitat Valenciana, se cometieron también
en Alboraia y lastran a su vez a nuestro pueblo por partida doble. Eso no significa que las posibilidades no
sigan estando donde siempre estuvieron, tanto en la Comunitat como en el
pueblo. Pero hay que poner sentido
común, objetivos claros y solidarios y orden en nuestras finanzas para poder despegar hacia un futuro esperanzador
para todos y todas.
El fin de las mayorías absolutas. Lo que diferencia unos gobiernos
de otros es el diseño de ese futuro. Para el gobierno actual de Alboraia, en
ese futuro debemos estar todos incluidos.
Otro factor a tener en cuenta es
el fin de las mayorías absolutas, todo indica que de ahora en adelante quien
quiera gobernar deberá hacerlo con acuerdos. Eso significa que gobierno y oposición tendrán que asumir
muchas más responsabilidades frente a la ciudadanía.
Gobernar para todos significa
también exigir a todos por igual los esfuerzos necesarios para salir de las
dificultades. Particulares, empresas, bancos, asociaciones, funcionarios,
políticos...a todos se nos exige contribuir
según nuestras posibilidades, y todos exigimos recibir lo justo y necesario
de la sociedad que hemos construido juntos.
En Alboraia hace dos años pusimos
sobre la mesa todo aquello que la mayoría de grupos políticos advertíamos que
debía abordarse para sacar el pueblo adelante, lo firmamos y empezamos a
trabajar. Llegar a acuerdos desgasta, son inevitables las tensiones y hay que
asumir responsabilidades y seguir el camino trazado con un mínimo de lealtad.
Es un reto muy exigente y cada
partido llega hasta donde es capaz, pero
mi actual equipo de gobierno y yo como
alcalde, seguimos asumiendo nuestras
responsabilidades convencidos de que estamos cumpliendo lo acordado:
mantener los servicios, controlar los gastos al céntimo, optimizar recursos y
personal, mientras asumimos toda “la herencia...”. Si mantenemos el esfuerzo en
2014, poco a poco, podremos ir rebajando la exigencia a los ciudadanos.
A Alboraia no le valen las trampas, las venganzas personales ni la demagogia.
Lo importante ahora es sacar al pueblo adelante y no dejarse a nadie en el
camino. Luchando juntos, Ayuntamiento y ciudadanos, y exigiéndonos todos por
igual, nuestro futuro inmediato ya se
torna esperanzador.
Publicado en Levante-EMV 9/11/2013
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