viernes, 14 de marzo de 2008

A Pilar Manjón (con copia a Santiago, joven español)

He recibido este escrito que me ha hecho de nuevo emocionarme.
Aunque no se quién es su autor lo reproduzco a continuación.

A Pilar Manjón (con copia a Santiago, joven español)

Se dictó sentencia. Se aplicó la ley, lo cual no significa que se haya hecho justicia. No siempre van juntas, como tampoco la justicia es siempre reparadora. Nada ni nadie llenara el vacío, romperá el silencio o mitigará el dolor.
Dicen las Madres de Plaza de Mayo: “Nuestros hijos nos parieron. Nuestros hijos desaparecieron, y nacimos nosotras” y ellas fueron durante la dictadura argentina y lo siguen siendo hoy, un referente moral, como lo es Pilar Manjón, un referente de dignidad, nacida también del horror de una muerte irracional y absurda.
Además de los terroristas, primeros causantes del dolor, están los que desde su bajeza moral pretendieron humillarla.
Recuerdo cuando reunida la comisión de investigación en el Congreso, concentradas las víctimas frente al edificio de la carrera de San Jerónimo, un grupo de piadosos oyentes de la no menos piadosa emisora episcopal, azuzados por sus comunicadores gritaban a las víctimas “meteros vuestros muertos por el culo”.
Recuerdo cuando Esperanza Aguirre dijo que tenían suerte, porque las indemnizaciones por terrorismo no pagan impuestos, y que si el dinero que dieron por hijo hubiese tocado en la lotería habría que pagar IRPF.

Recuerdo a Eduardo Zaplana en la comisión de investigación leyendo ostentosamente unos papeles, en actitud de desprecio hacia Pilar mientras ella decía: "Son ustedes mi Parlamento, porque con el mayor dolor que puede tener una madre, cuando el día 14 de marzo todavía no me habían dado el cadáver de mi hijo, yo fui a votar. Ustedes me representan y tiene la obligación de asegurar a los ciudadanos. Los nuestros no van a volver, pero eviten que vuelva a pasar".
Recuerdo a los que urdieron una supuesta conspiración.
Recuerdo a Aznar, primero en las Azores y luego (hasta el día de hoy) hablando de montañas y desiertos, y a Acebes, llamando miserables a quienes no le daban la razón, y a Rajoy dudando de la existencia de la mochila, y el mismo día de la sentencia afirmando que: “seguiremos apoyando cualquier otra (investigación) que permita avanzar sin límites en la acción de la justicia ya que los acusados como inductores o autores intelectuales, son los términos que utiliza la sentencia, no han sido condenados como tales”.
Recuerdo a la Conferencia Episcopal y su emisora de radio (COPE), mañana, tarde y noche con Jiménez Losantos, Cristina López Schliting y César Vidal, insultando a las víctimas y difundiendo mentiras.
Recuerdo al diario El Mundo, y en especial a su director Pedro José Ramírez, usina generadora de la teoría de la conspiración, ensañándose, además, con Laura Vega -postrada en coma vegetativo- doblemente víctima, una, de los terroristas yihadistas y otra del amarillismo cuando dos reporteras de El Mundo, colándose en el hospital a base de engaños la fotografiaron y, desoyendo el ruego de sus padres de mantener intacta la intimidad de su hija, publicaron el 11 de marzo de 2007 fotos de Laura y de la familia. Laura era calificada como "la muerta en vida".
Recuerdo a Telemadrid, sus informativos, sus programas especiales y de “debate”.
Ninguno de estos personajes y medios estuvieron sentados en el banquillo de la Audiencia Nacional. Es otro el lugar y la oportunidad de juzgarlos y así como les llegó el momento a los terroristas, también les llegara el suyo. No debemos ni olvidar, ni menos aún, perdonar.

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