Éste ha sido un año ciertamente inimaginable
para todo el mundo, en el sentido amplio de la palabra "mundo". Todas
y todos nos hemos preguntado muchas veces durante este año si estábamos
preparados para algo así. Hemos tenido que enfrentarnos a lo desconocido, a lo
impensable. Las incertidumbres y los inevitables errores del día a día han
pesado mucho. A veces de manera insoportable. Un año después vemos cerca el
final y muchos entendemos que nos enfrentamos a un cambio de época.
En este tiempo incierto, en Alboraia hemos
continuado con la redacción de planes y proyectos que han de poner las bases
para afrontar los retos del presente y futuro colectivo. Como país, como
comunidad y como pueblo, hemos asumido con más claridad que nunca, que 2030 es
la fecha clave.
Desde el Plan General Urbano, pasando por los
planes de movilidad sostenible, de accesibilidad, de igualdad, de
conservación y desarrollo de la huerta... todos ellos planes locales en
coordinación con los planes territoriales autonómicos, que se complementan con
planes de energías renovables, de residuos, del comercio e industria, de
turismo sostenible... Todo está adaptándose a los nuevos paradigmas y
objetivos. Se trata de planificar hoy con la mirada puesta en el futuro, sin
dejar de lado la resolución de los problemas presentes y heredados del pasado.
Afrontamos ya el final de un largo proceso de
redacción de nuestro Plan General de Ordenación Urbana que pone los límites y
las bases que han de regular nuestro territorio, su desarrollo y sus necesidades,
presentes y futuras, de dotaciones públicas, vivienda, protección y desarrollo
de la huerta, mejora del sector industrial, turístico y de servicios...
Tendrá una decisiva influencia sobre la
educación y la salud en lo que compete a Alboraia, nuestro patrimonio cultural,
nuestro paisaje y nuestras playas. En coordinación con otras
administraciones, con éste Plan General y otros planes y estudios, se
intenta planificar mejor el futuro, pero también nuestro presente.
Debemos favorecer las condiciones para llegar
a tiempo a cumplir los compromisos adquiridos en la agenda 2030 y dar repuesta
a nuestras necesidades actuales. Estoy convencido de que lo podemos hacer
escuchando, llevando a cabo y desarrollando, entre todos y todas, estos
proyectos y planes, sin obviar la realidad actual de Alboraia y con los ojos
puestos en los objetivos marcados para el año 30 y siguientes.
Pero hay voces que defienden que no se tomen
decisiones ahora, que las cosas queden como están a la espera de “tiempos
mejores” (y seguramente otros actores), para decidir. Pero las oportunidades se
dan en éste momento. Y si los planes y proyectos que presentamos vienen
avalados por las otras administraciones competentes, porque sus respuestas son
adecuadas a los problemas y objetivos planteados, y si Europa nos brinda además
ahora un impulso extraordinario para avanzar, no es razonable echar años de
trabajo por la borda y dejar pasar las oportunidades de mejora que hoy se nos
ofrecen.
Tras un año inimaginable, llegan
oportunidades que habrían resultado impensables en otras crisis. Es el momento
de apostar juntos por un futuro verdaderamente esperanzador.
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